Es común escuchar hablar a alguien independientemente de la
edad y el sexo sobre su problema para dormir. Este puede consistir en
dificultad para conciliar el sueño (Insomnio inicial), despertarse
durante la noche y luego tener dificultad para volver a dormir (insomnio
medio), en despertarse demasiado temprano y no poder
volver a dormir (insomnio terminal) o en quejas sobre la mala
calidad del sueño que no lo deja descansado al despertar a pesar de que la
duración es adecuada (sueño no reparador)
El insomnio es una entidad
frecuente caracterizada por una disminución en la cantidad y la calidad del
sueño acompañado de malestar clínicamente significativo y deterioro en la
realización de actividades de la vida diaria el cual puede darse por un
trastorno mental, una enfermedad clínica o ambas.
Pero ¿qué pasa en nuestro cuerpo
cuando sucede este problema? Antes de hablar sobre el problema conozcamos el
funcionamiento normal. Pues bien, todos contamos con un ciclo
sueño-vigilia o ritmo circadiano. En el
mantenimiento del ritmo circadiano juegan un importante papel diferentes
neurotransmisores y hormonas (la serotonina, el neuropéptido Y, la vasopresina
y el GABA, que actúan como neuromoduladores químicos sobre el núcleo
supraquiasmático (NSQ). El NSQ ubicado en el hipotálamo, es el encargado de
recibir información sobre la luz ambiental a través de los ojos,
ya que la retina no sólo contiene fotorreceptores clásicos
(distinguir colores y formas) sino también células ganglionares con
un pigmento llamado melanopsina, las cuales llevan esa
información a través del tracto retinohipotalámico. El NSQ toma esta
información sobre el ciclo luz/oscuridad externo, la interpreta, y la envía al
ganglio cervical superior, y desde aquí la señal es redirigida a la glándula pineal,
la cual secreta una hormona llamada melatonina que induce el
sueño en respuesta. La secreción de melatonina esta sincronizada al ritmo
luz-oscuridad es decir, baja durante el día y elevada durante la noche.
Entonces dependiendo de factores ambientales y a la exposición periódica de luz
brillante o a la administración exógena de melatonina el ciclo se modificara.
Cuando se produce la alteración vienen las manifestaciones clínicas:
- Dificultades con la atención, la concentración y la memoria
- Dificultad para la realización de habilidades manuales simples
- Trastornos del estado de ánimo asociados como irritabilidad o labilidad emocional
- Depresión o ansiedad (menos comunes)
FACTORES DE RIESGO
La preocupación y angustia debido a la
incapacidad de sueño puede conducir a un círculo vicioso: cuanto más la persona
se esfuerza para dormir, más frustración se construye.
Por lo tanto, la atención excesiva y los esfuerzos para dormir (que prevalecen
sobre los mecanismos normales de sueño) puede contribuir al
desarrollo de insomnio.
Las personas con hábitos desadaptativos del sueño:
- excesivo tiempo en la cama
- siestas durante el día
- miedo al insomnio
- monitoreo de reloj
- Consumo excesivo de cafeína
PREVALENCIA
6-10% de la población mundial cumplen con criterios diagnóstico para trastorno de insomnio. Esta es la entidad más prevalente en los desordenes del sueño. Es frecuente que sea secundario a una condición médica o a un trastorno mental, el 40-50% de los pacientes con insomnio tienen una patología psiquiátrica. Pueden ocurrir en cualquier momento de la vida, pero el cuadro inicial suele verse en la adolescencia.
DIAGNÓSTICO
Señales que indican que padeces de insomnio y debes consultar al médico:
Muy interesante. El insomnio es un problema demasiado prevalente. Conocer más sobre éste nos permite darle una mejor atención a nuestros pacientes.
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