domingo, 5 de abril de 2015

¡No puedo dormir!

Es común escuchar hablar a alguien independientemente de la edad y el sexo sobre su problema para dormir. Este puede consistir en dificultad para conciliar el sueño (Insomnio inicial), despertarse durante la noche y luego tener dificultad para volver a dormir (insomnio medio), en despertarse demasiado temprano y no poder volver a dormir (insomnio terminal) o en quejas sobre la mala calidad del sueño que no lo deja descansado al despertar a pesar de que la duración es adecuada (sueño no reparador)


El insomnio es una entidad frecuente caracterizada por una disminución en la cantidad y la calidad del sueño acompañado de malestar clínicamente significativo y deterioro en la realización de actividades de la vida diaria el cual puede darse por un trastorno mental, una enfermedad clínica o ambas.
  
Pero ¿qué pasa en nuestro cuerpo cuando sucede este problema? Antes de hablar sobre el problema conozcamos el funcionamiento normal. Pues bien, todos contamos con un ciclo sueño-vigilia o ritmo circadiano. En el mantenimiento del ritmo circadiano juegan un importante papel diferentes neurotransmisores y hormonas (la serotonina, el neuropéptido Y, la vasopresina y el GABA, que actúan como neuromoduladores químicos sobre el núcleo supraquiasmático (NSQ). El NSQ ubicado en el hipotálamo, es el encargado de recibir información sobre la luz ambiental a través de los ojos, ya que la retina no sólo contiene fotorreceptores clásicos (distinguir colores y formas) sino también  células ganglionares con un pigmento llamado melanopsina, las cuales llevan esa información a través del tracto retinohipotalámico. El NSQ toma esta información sobre el ciclo luz/oscuridad externo, la interpreta, y la envía al ganglio cervical superior, y desde aquí la señal es redirigida a la glándula pineal, la cual secreta una hormona llamada melatonina que induce el sueño en respuesta. La secreción de melatonina esta sincronizada al ritmo luz-oscuridad es decir, baja durante el día y elevada durante la noche. Entonces dependiendo de factores ambientales y a la exposición periódica de luz brillante o a la administración exógena de melatonina el ciclo se modificara.



Cuando se produce la alteración vienen las manifestaciones clínicas:
  • Dificultades con la atención, la concentración y la memoria
  • Dificultad para la realización de habilidades manuales simples
  • Trastornos del estado de ánimo asociados como irritabilidad o labilidad emocional
  • Depresión o ansiedad (menos comunes)

FACTORES DE RIESGO


La preocupación y angustia debido a la incapacidad de sueño puede conducir a un círculo vicioso: cuanto más la persona se esfuerza para dormir, más frustración se construye. Por lo tanto, la atención excesiva y los esfuerzos para dormir (que prevalecen sobre los mecanismos normales de sueño) puede contribuir al desarrollo de insomnio.
Las personas con hábitos desadaptativos del sueño:
  • excesivo tiempo en la cama
  • siestas durante el día
  • miedo al insomnio
  • monitoreo de reloj
  • Consumo excesivo de cafeína

PREVALENCIA

6-10% de la población mundial cumplen con criterios diagnóstico para trastorno de insomnio. Esta es la entidad más prevalente en los desordenes del sueño. Es frecuente que sea secundario a una condición médica o a un trastorno mental, el 40-50% de los pacientes con insomnio tienen una patología psiquiátrica. Pueden ocurrir en cualquier momento de la vida, pero el cuadro inicial suele verse en la adolescencia.


DIAGNÓSTICO

Señales que indican que padeces de insomnio y debes consultar al médico:



1 comentario:

  1. Muy interesante. El insomnio es un problema demasiado prevalente. Conocer más sobre éste nos permite darle una mejor atención a nuestros pacientes.

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